miércoles, 2 de junio de 2010

Era de suponérselo...


Una vez más ¡Que ingenuo! Cuando todo parece inmaculado, puro, pleno y adecuado, es ahí donde entrás en escena, desorbitando en dos piruetas toda la absurda creación de mi fe... como quien crea hologramas, pues en tu obra veo cosas que no puedo tocar, percibo cosas que realmente allí no están, pero ante los ojos ingenuos parecieran existir. ¿Hasta cuándo jugaremos al columpio de las ilusiones? ¿Hasta estar mareados y cansados de empujarlas hacia el frente para que solas se retracten? Se hace tarde y me marea el crujir de las cadenas que detracta tu propuesta. Es que ya debería estar acostumbrado, pero a la vez resulta extraño ¿Por qué, si es tan sólo otro escenario, luces, guión -de otro guionista quizás- y la misma melodía, si al caer el telón somos los mismos y al entregar el corazón ya no fingimos, ya no hay luces ni hologramas ni escenografía montada, no hacen falta efectos especiales para hablar de sentimientos y cuanto menos un guión? Pero es cierto, solo somos artistas y, tras caer el telón, mientras vos firmás autógrafos y das notas a la prensa, yo espero en el camerino (quitándome el maquillaje) tu regreso para hablar de los defectos del montaje y regocijar nuestro ego en los aplausos.
¡Oh sixpennynail! Una vez más me tocó seguir en ritmo de tu baile, me tocó cantar en vivo tu poesía y ceder ante tu cruel filosofía empeñada en demostrar que son en vano todos y cada uno de mis ideales. Y otra vez, ya sin luz, cantaste para mí esa canción de cuna que me durmió plácidamente para, una vez dormido, de un chiflido despertarme. Mas me propuse firmemente y he de lograrlo: "EN EL PRÓXIMO ACTO ADÁN SE REBELA" y no volveré a morderla, no en la próxima escena, sólo para innovar y verme grande ante un público sorprendido por los cambios introducidos en la obra... e imaginar ¿qué habría sido de nosotros si no me cortaras las alas? el espectáculo sería trabajar en conjunto, y de lo que sólo ambos sabemos, porque siempre hay algo más, y aquí hay algo que no conozco, y como no conozco el amor supongo que debe haberlo, sí, hay amor, por eso no lo veo, eso depende de vos, de tu ficción, tus hologramas, tus efectos especiales, y si querés también tu guión, te lo cedo, es tu parte en esta obra pasajera que, si bien no es la primera, no será, también, la última.
Y fue así que, con la renuncia en la cabeza, se levantó el telón y vi caras, solo caras que esperaban la actuación... Sin anunciar mi retiro, entoné la cancioneta, y fui tan parte de la fiesta como el público y como vos. Se apagan las luces, desciende el telón... corro al camerino a coger mis maletas, pues esta misma noche viajo hacia el sueño de la realidad, donde ya no somos nada, es más, somos menos que eso: un capricho mío y un estímulo tuyo para probar tu grandeza. Que grato fue soñarte... mas nunca debí idealizarte... aunque siempre tenemos algo que aprender de alguien, y es por algo. Hagamos las paces.