No podía llorar, y meditando lloré. Es una buena señal. Cuando no puedo llorar es porque estoy realmente mal. Cuando estoy de alguna forma y lloro es porque estoy bien. Se esta yendo... estoy llorando. Es algo que yo no se explicar... Debería escribir sobre eso algún día.
Yo se que en el mundo estoy solo, que en el mundo todos estamos solos. Que nadie comprende con exactitud lo que otros piensan, sienten, experimentan o viven.
No debo pretender ser comprendido. Pero tu soledad y mi soledad son muy buena compañía.
Yo también fui un imbécil, una persona llena de odio y la principal víctima de mi mismo fui yo, y ahora entiendo porque nunca me mate: "porque sino no iba a tener a quien seguir maltratando". Pero así como fui eso también fui casi un monje, también renuncie a mi y en momentos de la vida sentí que no necesitaba nada para ser feliz. Así como antes saciaba mi ansiedad destruyendo y lastimando, también pude renunciar y aprender a no necesitar a nada, a nadie, ni a mi mismo. Y volví para ser hombre, para recibirme de abogado, para involucrarme con el mundo... para ser un hombre, un hombre bueno. Ni diablo, mi monje. Llorar es como baldear la vereda... Se saca la suciedad de los recovecos. Hay un mantra muy lindo que dice Om Mani Padme Hum, quiere decir La Joya En La Flor De Loto. Y significa: me mantengo limpio aun estando metido en la suciedad. La flor de loto generalmente crece en los estanques rodeada de mugre y aun así es la flor mas limpia.
No se si ser tan autocompasivo y pedirme perdón a mi mismo por olvidarme del porque hago las cosas que hago, por qué cada cosa desde el dos mil seis tiene su razón de ser. No por nada a ese mantra lo incluí en la letra de karma descontrol.
La gente ve a la desilusión como algo malo y en verdad es algo hermoso, es correr el velo de lo que creemos que es real para así ver lo que hay detrás. Es darnos cuenta que estuvimos dormidos. No quisiera que la vida se me pase sin regalarme cuarenta minutos diarios para meditar, y así seguir limpiándome por dentro. Confieso que me siento incomodo con los elogios y halagos. Lo que no me jode y hasta me gusta es el reconocimiento de algo que esta bien o que es bueno. Pero el elogio por el elogio mismo me hace querer huir... es tan nocivo como que te cascoteen -si no mas-.
Yo no se si nuestros fines son los mismos, y tampoco puedo saber hasta que punto te lastimo y si lo hago con frecuencia. Solo puedo saber que es lo que para mi tiene mas valor.
Perdoname.
No quiero volver a estar mal... no quiero regar con sal algo tan fértil.