Tan poco tiempo pasó y tanto tiempo a la vez que no recuerdo el camino que alguna vez caminé. De tanto andar dormido dando tumbos y tropiezos en glorias artificiales que conducen a divanes, hoy a medida que me despabilo entiendo que toda la vida viví en el paraíso, un paraíso sin Dios... pero despierto y en la mejor de todas las oportunidades. No fue fracaso el último intento de suicidio, tampoco lo fue el primero... si hay una sola forma de morir, hay millones de estar muerto. y en esta vida falaz, donde todo nace y muere yo escogí la mejor... la mejor de todas las muertes. Sólo, en esta caja de constantes presentes, pese a skandhas y samskaras, me regalo solo un poco de lo que, sin ver, hubo siempre... y es así que recibo y suelto las veces que no me voy con la mente. Instante de instantes, cajón sin fondo de sorpresas intermitentes, donde ordinario y extraordinario no hallan sentido aparente. Todo es nuevo en el infierno según como lo contemples... miro hacia afuera, comprendo al fin y justifico sin palabras la dicha, que nada frene.
Joan Evol.-
28/03/2014.