Esa pizca, así como moderada, así como pequeñita, ese piccolo que te deja con unas terribles ganas de más. Sed, ese a penas recibir un poquito que te hace dar y dar, dar más, dar más de la cuenta ¿y que carajos es la cuenta si siempre me sobra para dar? No existen las medidas cuando dirijo hacia vos mi devoción... y yo que dije que no volvería a caer, heme aquí tropezando con la misma piedra por cuarta vez ¡pero que hermosa piedra! tan así que decidí recogerla y llevarla bajo el brazo para cada tanto ponerla delante y saborear esa dulce y tibia sangre que desprenden mis encías segundos antes de volver a levantarme con los labios llenos de tierra... tierra y pasto. Y si, cada uno decora su Samsara del modo en que más apego le produzca; perfuma y maquilla a su Mara dándole el apodo que se le plazca. No existe mapa que conduzca esta locura hacia al agridulce de tus besos, solo es cerrar los ojos y dejar que la fase se encargue de hacer el resto... quizás nunca debí permitirte traspasar mi piel y rayar con tu esencia cada uno de mis huesos. ¡Luz! ¡Cielo! ... ¡mente quedate quieta! No te pierdas en deseos... cosas que solo hacen las almas gemelas cuando se reconocieron. Pasión, distancia... túnel laberíntico plagado de murciélagos, infinita sequedad de paladar que se detiene igual que el viento... y estoy flasheando nomas porque se me escapan las palabras que me ayudan a evitar, como siempre, ser concreto... y me divierte porque ni yo entiendo esto que vos creés que estás entendiendo, y eso que he sido yo quien lo emitió... al menos eso creo. Y yo te juro que intento introducir un Sankalpa que me reconduzca al equilibrio y al sosiego, pero buceando entre tanto ego en Chidakasha solo logro calcar tu rostro claro y nítido al rededor de tanta falta de certeza... está oscuro, abro los ojos y todavía te veo... ¡cuantos ayeres han pasado! ¿alguien habló de desapego?
28/07/2014
Joan Evol.-