E
sta
es una de esas ocasiones en las que me encuentro frente al papel y me
pregunto: ¿por qué hacerlo? -luego de leer y releer lo que otrora
escribí y pensar en como estoy hoy y que escribiría en este
momento- y tomé la decisión de torturar en tinta el papel
expresando estos pensamientos pues me ocurre con frecuencia, tanto en
cartas como en poesías y canciones... bien, hoy es uno de esos días,
y se que en cualquier momento ha de cortarse, con alguna distracción,
el hilo de esto que estoy pensando y voy a terminar plasmando en
papel cualquier sandez menos algo que se aproxime a una reflexión
acerca de la cuestión que pretendo aquí exponer. Y es que no tiene
sentido puesto que muchas veces puedo plantearme lo mismo -pues lo
hice varias veces y en distintas ocasiones- y el sentido de la
respuesta podrá variar -como ya ocurrió- de acuerdo a las
circunstancias, pero a decir verdad, no se porque lo hago. Una
respuesta que me deje conforme podría ser "porque así me
desahogo" y puedo prolongar diciendo “que tal como hice de mis
lágrimas canciones, también, podré de este modo legar a
alguien más mis experiencias, por más pueriles, subjetivas, insignificantes y profanas que estas sean”. Y así como he aceptado
que es solo para “dejarme conforme” bastará para que ya no me
contente con ello. Y es así que me veo “conversando conmigo mismo
en silenciosa soledad” como dice la mía mama*,
sobre una inquietud que para mi es importante y que quizás para
algún sabio superado podría resultar una tontería, y otra vez me
excusaré en que estoy aprendiendo. Como he dicho renglones arriba
“me fui por las ramas” y dije también que no iba a poder retomar
el hilo de todo esto, entonces quizás continúe justificándome,
como todo ser orgulloso, diciendo que esta puede ser una página más
de mi paso por aquí, tan vacía como una vida sin historia o tan
monótona como la rutina de mis pesares. Sin embargo escribo…
escribo y escribo... desde la más caté y disfrazada metáfora hasta
la más vulgar chabacanería. ¡Oh! quizás nunca sepa porque lo
hago, con que objeto o que me induce a tomar la pluma, ¡ojo eh! que
no considero que algo de esto sea arte, es más, a muchas cosas de
las que escribo no las puedo definir pues, en mi ignorancia de
géneros y especies, no se bien en donde encuadran, y por no
menospreciar lo que estoy sintiendo en esos momentos y hoy plasmo en
papel, prefiero llamarlas "cartas", aunque muchas de ellas
no tengan destinatarios, y haya veces que no me importe mantener el
estilo si asume o no la forma de prosa o poema, si comienza poético
y termina vulgar, si asume la forma de una carta y en algunas partes
la hago rimar, y unas cuantas otras cosas como no mantenerme dentro
de un género -por no saber ¿o hacerme el que no se tal vez?- u
omitir y dar por sabidas muchas cosas, cosas que celosamente las
guardo en la perecedera fragilidad de la mente, pues un día las he
de olvidar, sin dudas. Escribo con infinitas redundancias y, aunque
me haga pasible de burlas cuando pido opiniones, es lo que tengo y me
hace sentir libre. Escribo lo que quiero y como quiero, sin más
represiones que las que yo pueda crearme y muchas cosas las entiendo
sólo yo; pero aun así continúo sin saber porque lo hago… y creo
que seguiré así por mucho tiempo, hasta que un día quizás me
conforme con la primer respuesta y mil subterfugios o finalmente,
quien te dice, la encuentre o, en fin, termine abandonando la pluma
por no encontrarle sentido. No descarto ninguna de las posibilidades.
Algún día lo sabré... supongo.
P/D:
¡Ah! a veces con fecha como hoy -16 noviembre del 2004- y otras no,
algunas veces por omisión inintencional y otras a propósito.
*
Escribo
porque alguien dijo que escribir
es conversar consigo
mismo, conversar en
silenciosa soledad. -María
de Lourdes Badaracco-
No hay comentarios:
Publicar un comentario