Puedo escucharte, podés leer mis pensamientos, también emitís, imagino que te escucho... y aún no se si es real, y en tal caso yo no se si logro hacerlo también, haceme saber si te llegó el mensaje enviado por mi mente -ya lo creo, y si ahora suena mi teléfono, será divertido-. Entrás en mi mente, yo todavía no logro acceder a la tuya, entrás en mi mente como si una flecha luminosa y flexible que sale de tu cabeza traspasara mi corteza... y amasijás el contenido de mi cabeza, dejándome nulo unos segundos hasta traerme al presente... buen ejercicio de visualización meditativa, lo voy a recordar. Siento que hoy se abrió mi mente y desde el agujero que quedó puedo ver al menos una parte de todo eso que estaba sin que pudiera verlo... difícil enviar el mensaje sin saber hacia donde, hoy visualizo un objetivo -solo faltás vos, "mensaje"-. Se emite solo si hay algo que emitir, de lo contrario no se emite por más que deseemos, soñemos, imaginemos y roguemos... más recibo sin rechazo la invasión. Soplo mi pena a volar y la soplo una vez más para que, alejándose, se pierda en el viento disolviéndose en el éter... y el cuerpo se mueve sin el control de la mente. Deseo... quisiera tener la facilidad de escribir que tienen algunos para poder definir la liviandad de soltarse al momento... y lo doy todo si es que, por haber dado todo, lo que recibo estoy recibiendo. Gratitud... grata sorpresa, grato presente, grata presencia. Y el dolor no duele las veces que lo desmenuzo... uno no está obligado a someterse a una incómoda quietud, afortunadamente. De tanto en tanto la mente se toma licencias permitiendo el despliegue de la estática o dinámica a merced del cuerpo.
Joan Evol.-
26/04/2014.
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