jueves, 5 de marzo de 2015

Soy el hijo que siempre quise tener

Uno toma ciertos cuidados tratando de no lastimarse y de no herir cuando se vuelve más y más compasivo. Y al ver la vida que llevan amigos, camaradas y colegas uno reafirma la determinación de no formar una familia, casarse, juntarse, tener hijos ¿Para qué? ¿De que va traer al mundo a un ser sin tener algo que enseñar sino mucho que entender, mucho que comprender, mucho que soltar? Comprendí al fin que soy mi hijo, soy el hijo que siempre quise tener, fui lo que hice de mi, soy lo que hago de mi... Me doy los gustos en la medida en que puedo sin llenarme de caprichos, me eduqué y aprendí de mi, me hice solidario, compasivo, me enseño constantemente a reconocer mis errores, pedir perdón y no guardar rencor. Te puse varios nombres, Joan, Juancito, Cirilo... Y hubiese deseado que no te pique ni un mosquito, que no te mordiese un perro, que no te cayeras de la patineta, de un árbol o de un muro. Hubiese deseado darte tantas cosas y aun te sigo dando todo lo que tengo. Y hubiese deseado que nadie te hiciera daño, que transitaras la vida ileso. Pero soy feliz, porque a pesar de los golpes seguís siendo lo que siempre quise que seas, un hombre sano, un hombre bueno, un hombre desinteresado, un hombre compasivo, un hombre que no se envilece regocijándose en la miseria ajena, un hombre honesto y cada vez más honesto, un hombre agradecido, un gurí con buenos sentimientos. Sigo dándole a mi vida poesías, prosas, canciones y cuentos... Y a veces permito a mis ojos volverse lluvia cuando canto mis sentimientos. Y continúo desahogando, consolándome y mimándome. Soy el hijo que siempre quise tener y sigo haciendo de mi mundo el más hermoso. Y lo mejor de todo es que soy el padre que siempre quise, y no me decepcionaré.

Joan.-
04/03/2015.

No hay comentarios: