Yo soy él
pidiéndote perdón
una tarde de primavera,
yo soy el
cuerpo que él te envió
“para
que,
amándolo,
veas
que no soy especial
como
creías que era”,
bien pudo
haber dicho
la etiqueta que sostengo
con más
un adagio que reza
“sin
honores ni abolengos”.
Y es él
siendo yo sin ser yo… ni él,
tan
parecido a los dos
que
cuando no se parece a mí
se parece
a vos…
tan
lejano a mí y tan cercano a vos…
y me
acerca a vos alejándose de mí.
Es lo que
tanto pediste,
es el
regalo que te envíe…
para que
vivas,
para que
sonrías,
para que
vuelvas a sentir
el fastidio de no saberlo,
y creer
que te estás siendo infiel
a vos mismo.
…y es,
simplemente,
otra
descarga emocional
para que
pueda saberme no tan sabio
como
estaba creyendo ser.
21/02/2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario