martes, 12 de febrero de 2013

Sinceramente...


Sinceramente creí que ibas a venir vos, sin necesidad de que vaya a buscarte, no lo niego, entre otros efectos esperados también estaba ese, pero no, no hubo más que nada; como verás, todo este tiempo estuve a la expectativa de cosas que, quizás por mi ansiedad, no sucedieron; fue entonces que me tragué el orgullo una vez más y te escribí, sólo para que sepas que existo, que no me fui, que siempre estuve, solo me hice invisible para escuchar lo que hablabas de mi durante mi ausencia, pero no alcancé a escuchar mi nombre de tu voz, tampoco te vi, y aunque creo en el regreso de las cosas cuando mueren, no encontré en mi jardín la alegría de tu mirada, entonces entré y cerré la puerta con llave, caminé hacia la mesa y estaba vacía, no del todo, sólo había un cenicero lleno de colillas y cenizas, pero significó tanto, relacionándolo con lo ocurrido (orden significativa), no volví a encender un cigarrillo hasta acabada la siesta, caminé hasta mi alcoba y al recostarme resonó dentro de mi otra orden significativa: "cambiá el colchón" acompañada de "redecorá el cuarto", ¿será para tanto?. Me levanté con el teléfono que me invitaba a una fiesta y rechacé, pero acabé asistiendo por la fuerza de la perseverancia de mis amigos y, a pesar de verme ebrio, patético, payazo, ridículo y mil adjetivos peyorativos más, hubo un momento donde la música y yo nos reencontramos, fue el único momento en el cual estuve callado, y entre la nostalgia de mis tiempos de sensatez y sinceridad, de la más humilde, conmigo mismo, me vi en el compromiso de tomar una decisión, pues resonó en mi cabeza la orden: "¿que hay de mi?", y así estoy, todavía pensando que hago conmigo, que actividad realizar para enriquecer mi alma, que zapato usar en este camino rocoso, si llevo o no reloj y si vale la pena mirar para atrás. No busco respuestas donde se que no las hay, o saldré a encontrarlas, en el peor de los casos, pero a la expectativa ya no he de quedar, sobre todo cuando aún hay una cuota de sentimientos... aunque ya estoy acostumbrándome a las cosas inconclusas.
A veces creo que la vida nos sorprende cuando nos cansamos de esperar por algo nuevo y decidimos aceptar la rutina como parte inexorable de nuestras vidas.


Mientras la espera se agota y se extingue la impaciencia, comienzan a manifestarse cambios rotundos en la armonía no del todo alcanzada, desvirtuando nuestras direcciones y dando lugar al curso de nuevas experiencias.



Pero mi espera no se agota, para que voy a mentirte, y así nunca voy a escuchar el canto de la sirena, como algunos prefieren llamarlo. Tampoco descarto la posibilidad de cambiar de actitud, pero para eso tengo que darme cuenta de cuales son las partes de mi que molestan a los demás, y los demás podrían ser un poquito más solidarios y decirme en que fallo (no puedo adivinar), vos no lo hiciste y por eso estamos como estamos... tampoco quisiste abrir tu alma, preferiste mostrarte como una persona orgullosa que no tolera perder y a la vez no se aferra al amor, con estas cualidades no debería estar pensando en vos, pero, sin embargo, por como soy yo, lo hago; no se que me atrae, si es el misterio, al no saber si realmente sos así o fingís, o la perseverancia y el orgullo de pensar que puedo ganarte, ¿y si fuera sólo eso? creo que si fuera así y las cosas cambiaran, me aburriría y olvidaría todo, convirtiéndome yo nuevamente en el malo, pero no, hay algo más, y ese algo tengo que descubrir, por eso a veces pienso que es injusto decir adiós... pero ya no te acercás, ya no soy algo indispensable y es más, hasta creo que ya te aburriste de mi, y mirá que busqué soluciones eh, traté de inventar códigos con vos pero parece que no resulta, vos nunca hiciste ese esfuerzo... y a veces me pregunto el "porqué" de tantas cosas que creo que nunca voy a tener respuestas.



A veces me digo: "ya fue suficiente" pero me acuerdo de cosas y no puedo ser tan terminante, así que creo que voy a acercarme pronto.

No hay comentarios: