Con las orejas hirviendo salgo a recorrer el día, ya lo había prevenido en prosa o tal vez poesía que, aunque nadie valoraba, luz del sol, cotizarías. Lo que no pude prever fue que el hombre dormiría... y el vacío de las normas... y las leyes de Galicia... y una fofa codiciosa nuestra estrella prescribía. Y acabando con la rima y métrica de estas líneas dirigí mis pasos hacia el río para contemplar lo poco que nos queda sin que aún nos lo restrinjan... y el viento golpeaba mi cara... y se estrellaban chasquidos de agua en las orillas de una bahía en un río donde rieles roban vidas, donde otrora contemplaba con el alba la vigilia.¡Oh Punta San Sebastian! lugar donde no sabría definir con exactitud la precisa diferencia entre el hedor a amor y la fragancia a muerte. Y ante el viento tan fuerte que instiga al olor a penetrar osado mi tercer pulmón giro decidido ciento ochenta grados y mirando al sur, cruzo la avenida pues ya lo natural me causa heridas. Y esquivando soretes por toda la acera... estoy en Corrientes, mi morada espera.
Joan Evol.-
20/05/2013.
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