Sin métrica ni rima, sin segundas ni primas, solo un camino para transitar, tantas oportunidades que ahora que lo pienso es una sola y misma oportunidad... desde el puente puedo ver, la sombra de una nube proyectarse en una isla, la clarividencia que me invade proporcionalmente equivale a la tierra en mis ojos a sesenta kilómetros por hora... cuando el sol te permita abrir los ojos verás que ya han bajado las aguas que bañaban las orillas, y el puñado de libélulas que una y otra vez al casco se aproximan me hacen pensar que pasó de largo la tormenta que venía.
Otra vez olvidé mis anteojos sobre la mesa de luz junto a un petardo que quedó olvidado hace veinte navidades cuando comprendí cuan importante es respetar a mi animal. Hay aves muertas que ya forman parte del camino y voy dejando atrás mientras un potro libre galopa a la par... entonces saludo dos veces al comprovinciano que viste de rojo y al volver la vista al frente comprendo que cada micrón de la ruta tiene algo que enseñar... que cada piedra del camino tiene su razón de ser.
Joan Evol.-
22-12-2013
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