
por inquietud o concentración que se acentúa su notoriedad. Paciente la impaciencia invoca el momento donde sale a la luz la ilusa contradicción entre lo que digo ser y lo que soy... mas no huís de este cuerpo y no se si eso es lo mejor para vos. Vos sabés que busco esa abertura por donde se escapan, hechos sonidos, tus ideales y sabés que la mayor parte del tiempo me contengo no solo para no invadirte, también para que veas que no me vence el deseo. Me sorprende enterarme que no temés de mi lo que hasta a veces yo temo ¿No volverás a creer cuando te cuento que soy malo? No se si fue un aporte de paso nada más pero fue, en lo que va de estos días, el más dulce consuelo. Me dedico con frecuencia a evadir dolosamente con tonterías comprometedores momentos donde a solas culminaré admitiendo que me sonrojan pues encierran mi no tan oculto deseo. La mejor meditación dijiste, no hay duda alguna de ello. Y vuelvo a ordenar mi cama, y vuelvo a ordenar mi mente y anhelo no anhelar mas sin anhelar concretar eso que anhelo... doblo la esquina, suspiro -no deberías saber esto- y una vez más, como era de esperarse, sano y a salvo regreso... y algo que brilla en la oscuridad sumado al nuevo mantra que he de entonar y que, como tobogán en forma de espiral, me hace descender una vez más y reencontrar ese centro, donde "no siendo" encuentro el dulce néctar de lo que posiblemente no estaba buscando aquí adentro.
Joan Evol.-
03/06/2014.
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